El campo de batalla frente a la torre seguía siendo intenso. Geo seguía cuidando al Amra, usando sus fuertes piernas para saltar de un lado a otro del campo de batalla y, aprovechando el impulso, se deslizaba por el suelo mientras lanzaba su brazo golpeando a los vampiros justo en la cara.
Sus fuertes golpes podían acabar con la mayoría de los vampiros de un solo golpe.
—Gracias, señor. —El Amra le agradeció.
Geo miró al Amra de arriba abajo, partes de su carne habían sido completamente cortadas; no estaba en buen estado.
—Deberías replegarte. Deja que las bestias hagan la mayor parte del trabajo. Sé que quieres ayudar a tu gente, pero ya has hecho mucho. —Geo respondió.
—Podría decir lo mismo de usted, señor, mientras esté aquí afuera, seguiré luchando también.
Fue una respuesta previsible del terco Amra.
—Está bien, pero entonces enfoquémonos en ayudar a nuestros amigos Amra y luego descansaremos juntos.
