La Reina de la raza Mermerial estaba desconcertada por el giro de los eventos. Había luchado con todas sus fuerzas, pero al igual que antes, había fracasado. Estaba lista para morir, pero lo que más le entristecía en sus últimos momentos era el hecho de que la raza Mermerial continuaría luchando incluso después de que ella se fuera.
No vería el resultado, ni podría cambiarlo. Todo lo que podía hacer era esperar que los demás tuvieran éxito, pero justo cuando estaba a punto de rendirse, una extraña sombra oscura se cernía sobre ella, seguida de una voz segura.
Detuvo el golpe de los Dalki.
—¡No puedes rendirte! —Gritó otra voz, diferente de la primera que había escuchado, y esta voz nunca la olvidaría.
—¡Mientras sigas respirando, debes seguir luchando! —La voz gritó una vez más.