El líder Fortuna había consumido el líquido, y Quinn estaba desconcertado. No había actuado cuando debía haberlo hecho, pero era porque tenía muchas cosas en mente. El número en el frasco, después de usar la habilidad de inspección, confirmó sus sospechas.
—Eso… Eso es de la sangre de un Dalki de Ocho Púas, pero ¿cómo es eso posible? Maté a Graham con mis propias manos.—
El Dalki de nivel más alto que Quinn conocía, y hasta este día, uno de sus oponentes más difíciles, era Graham. Su batalla final pasó por su mente, y fue casi un golpe en la cara que ahora estaba de vuelta.
—No puedo pensar demasiado en eso ahora, pero sé cuánto puede influir la sangre de ese Dalki en la fuerza de un vampiro.— pensó Quinn.
Movió ambas manos hacia abajo, y las espadas de sangre comenzaron a llover en el lugar donde Edvard estaba de pie. Con la energía ardiente dentro de él, ahora podía moverse más rápido que antes y estaba evitando la mayoría de ellas.
