Mientras la nave espacial descendía para aterrizar en la parte superior del Gran Rein, los nervios se apoderaron de algunas de las personas a bordo. Después de todo, estaban en el lado opuesto, expresando sus objeciones a las creencias de los Puros.
Nunca en sus vidas creyeron que podrían terminar yendo al corazón de la base Pura. Al mismo tiempo, no tenían idea de qué estaban esperando tampoco.
Al aterrizar y salir de la nave, encontraron a unas quince personas con ropa de color marrón claro esperándolas. Aparte de ellos, un par llevaban un abrigo blanco y tenían un número único incrustado en la parte posterior del abrigo.
—¿Incluso después de todo este tiempo, todavía siguen haciendo ese tipo de cosas? —Peter frunció el ceño.
Llegaron al último piso y fue entonces cuando notaron algo extraño. Varios rasguños profundos, manchas quemadas y más estaban por toda la gran plataforma.