Justo como antes, una extraña luz apareció bajo los pies de Quinn y lo envolvió instantáneamente. Solo que esta vez, sabía lo que iba a pasar, así que no tenía miedo, y unos segundos después, cuando la brillante luz en su visión desapareció, Quinn se encontró en un lugar totalmente nuevo. Aunque lo esperaba, la capacidad de teleportación le resultó bastante curiosa.
Sin embargo, por ahora, su atención estaba más en el lugar al que fue teleportado.
—Bueno, de algo estoy seguro, ya no estoy en el mismo planeta. —Quinn pensó mientras miraba a su alrededor.
En la medida en que sus ojos podían ver, solo veía un desierto de hielo estéril. Este lugar era frío y ventoso, pero tenía algunos trucos para mantenerse caliente con la ayuda del control de sangre. Cabe destacar, sin embargo, que este lugar era hermoso a su manera y recordaba a Quinn en cierta medida al planeta en el cual había peleado contra su primera bestia de nivel Demonio. No pudo evitar suspirar al recordar esa pelea.