Quinn no era un maestro del Qi, ni entendía todas las cosas que podía hacer. Incluso desconocía cómo Lucy, la madre de Layla, había sido capaz de renunciar a su propia vida para curar a Layla en ese momento. Estaba convencido de que todos los efectos en Layla serían solo temporales.
Sin embargo, como no había desaparecido después de todo este tiempo, podría suponerse con seguridad que permanecería con Layla. Además, como nunca había entrenado su propio Qi aparte de lo poco que había hecho con Leo, debería haber espacio para que ella mejorara. Por lo que Quinn había escuchado, Leo había dicho que ella era una aprendiz lenta.
Aun usando todo su conocimiento, le habría llevado medio año mostrar cualquier tipo de resultado. Por eso Quinn había establecido una prueba, una prueba para que ella fallara.
Ahora, al revisarla, parecía que el recipiente del Qi estaba a punto de estallar en cualquier momento.