Había pasado un día desde que Plata había regresado con Leo y desde que había cesado la lucha en el castillo de la décima familia. Desde entonces, nadie más les había molestado.
Aborrecida por no tener noticias, Plata ya había decidido pedir otra reunión con el Rey Bryce. Después de la información que le había dado ayer, debería haber habido un anuncio o algo debería haber ocurrido, pero no pasaba nada.
De no ser por todas las cosas extrañas que habían ocurrido, uno podría llamarlo un día pacífico en el asentamiento de vampiros. Sin embargo, era precisamente la falta de actividad lo que hacía que a Plata le pareciera extraño que un asunto tan importante avanzara tan lentamente, especialmente teniendo en cuenta que era el problema del nuevo Rey.
Hasta este momento, Bryce había sido precipitado al decidir atacar a la décima familia, pero cuando se trataba de otros asuntos, ¿de repente las cosas tardaban más?
