Cuanto más tiempo dejaba pasar Nicu, más su mente se dirigía a pensamientos extraños. La decepción, la vergüenza que traería a su familia. Si no hacía algo, entonces toda su vida estaría arruinada.
Cuando uno llegaba a este punto, necesitaba hablar con alguien para racionalizar sus pensamientos, un amigo que les dijera que lo que estaban pensando era una locura, pero Nicu no tenía a nadie más que a sí mismo. Sentía que tenía que hacer algo, antes de que todo se saliera de control.
De los dos caballeros vampiro que estaban hablando con el inspector antes, vio a uno de ellos hablando con estudiantes y decidió acercarse. El caballero al que se acercaba trabajaba para la duodécima familia, la familia Killton. Estos tipos siempre parecían un poco arrogantes cuando alguien les hablaba.