—¡Así que estás diciendo que te obligaron, te convirtieron en un vampiro! Pero nadie te dio su sangre? —dijo Fex, sorprendido por lo que había escuchado hasta ahora. Toda la historia era interesante, por decir lo menos. Sintió que esa palabra era un poco insuficiente para lo que habían aprendido hasta ahora.
—Sí, no estoy seguro de lo que el vampiro me hizo ese día. Como dije, todo fue confuso desde el momento en que me miró con esos ojos rojos. —respondió Arthur—. Pero mi linaje no se consideraba uno de los trece. De alguna manera, se me consideró un primero como ellos, o al menos un primer artificial.
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Sintiendo la sensación de ardor en su piel, Arthur se dio cuenta rápidamente de que era por el sol. Al principio, pensó que era solo un día caluroso, pero decidió realizar algunas pruebas y por alguna razón. El sol era, de hecho, la causa de su dolor y fatiga.
