Subiendo las escaleras, un escalón a la vez, Quinn podía sentir su corazón acelerado. Al mirar el cielo oscuro, supo que estaba en el lugar correcto. No pertenecía del todo aquí, pero al mismo tiempo, algo le parecía un poco familiar. No sabía si era solo en su cabeza o, tal vez, era su lado vampiro llamándolo, pero no se sentía fuera de lugar ni asustado.
Al llegar a la cima, finalmente pisó tierra firme y parecía que había llegado al exterior. Al darse vuelta para ver de dónde había salido, pudo ver la escalera con la puerta inclinada que iba un poco bajo tierra, pareciendo un búnker.
En cuanto a dónde estaba, no tenía idea. Había un bosque con hojas grises oscuras y el cielo, desde su dirección solo podía ver una sola luna afuera.
—¿Este es el mundo de los vampiros? —preguntó Quinn.
—Ciertamente parece así —Respondió el sistema.
—¿Qué quieres decir? —Dijo Quinn—. ¿No dijiste que los vampiros originalmente vivían en la tierra?
