—¡¿Te calmarás de una vez?! —Raten gritó.
Vorden seguía caminando de un lado a otro mientras veía a Sil tomar el control del asiento en el cuarto negro. Era algo poco común. Sil solía salir en momentos de peligro y, incluso entonces, una vez terminado el peligro, volvería a su oscuro rincón. Pero, por alguna razón, Sil parecía estar cambiando ligeramente desde que Vorden conoció a Quinn por primera vez.
Vorden le gustó el cambio y pensó que Quinn finalmente sería una buena influencia en él. Pero ahora no era el momento. Estaban en una situación tensa y Quinn tenía suficiente en su mente. Vorden no podía hacer más que quedarse allí parado. Temía que si se acercaba a Sil, éste podría asustarse y mantener el control todo el tiempo.
—Vorden, ¿estás bien? —Quinn susurró.
Sill rápidamente negó con la cabeza enérgicamente. —Te dije, mi nombre es Sil. He estado esperando conocerte, Quinn.