En un salón de entrenamiento casi completamente oscuro, un cierto chico se arrastraba hacia una puerta. Se paró justo afuera de la entrada, luego asomó la cabeza por la puerta y echó un vistazo a la habitación, mirando alrededor para ver si alguien podía verlo. Y justo flotando sobre él había algo que parecía un toro en miniatura, un poco más grande que el puño de un humano. Aunque este también tenía pequeñas alas y dos grandes colmillos en la parte frontal de su cara.
—¿Viste a alguien,Ham? —Preguntó el niño.
—No, pero ¿estás realmente seguro de que deberíamos hacer esto, podrías ser expulsado de la familia? —El pequeño toro volador respondió, revoloteando en el aire.
—Como si eso pudiera pasar alguna vez. Mi padre es uno de los trece líderes de las familias, y yo soy el que será su sucesor. —El niño luego entró en el gran salón con Ham siguiéndolo de cerca en el aire.
