Cuando se descubrieron por primera vez los dispositivos de teletransporte, se esperaba que pudieran configurarlos para viajar a donde quisieran. Por fin, la idea de colonizar planetas como Marte se convirtió en un sueño hecho realidad.
Las naves espaciales habían sido inventadas, pero no podían viajar a la velocidad de la luz necesaria para hacerlo viable. Sin embargo, pudieron crear portales grandes que permitían a las naves atravesarlos.
Pero el sueño fue efímero. Los portales solo podían localizar planetas en un lugar fijo, un lugar que no era conocido en su universo, tal vez una dimensión completamente diferente.
Nadie sabía la verdad y los científicos solo podían teorizar dónde conducían exactamente estos portales, pero lo que encontraron fue que cada uno de estos planetas albergaba bestias mortales. Bestias que nunca antes habían sido vistas.