La Hidra Mayor llevaba la Armadura Fortaleza Real y mantenía listos para usar los relámpagos plateados del Vorágine de Vida que producía.
—No es mi culpa si nunca te has molestado en visitarme antes —Faluel regañó a su madre—. Soy un Señor Regional del Consejo y tengo varios aprendices de los que ocuparme. No tengo tiempo para viajar al Imperio cada vez que quiero tomar una taza de té y charlar contigo.
—Tú, en cambio, estás retirada y pasas los días holgazaneando. No te mataría estar más en contacto con tus hijos más a menudo y fastidiarlos menos.
—Vaya —Fyrwal bufó—. No recuerdo todo este descaro cuando pediste mi ayuda para conseguir una parte del botín de Thrud. Me parece recordar que eras más como:
—Por favor, mami, por favor! El Consejo me está pagando una miseria por mis contribuciones porque están priorizando la compensación a las familias de los Despertados caídos en la batalla.