—Gracias, pero me refería a qué tipo de problemas tienes al practicar la Magia del Vacío.— Lith necesitó de toda su fuerza de voluntad para no reírse como el resto de la sala.
La pobre chica ya estaba a punto de llorar por su error, mirando a su alrededor como un animal atrapado.
—¡Basta!— El rugido de Sylpha devolvió el silencio a la sala. —Si les parece tan divertido, veamos si pueden hacerlo mejor. Tú, ¿cuál es tu nombre?—
Ella señaló a una chica que había reído fuerte y cruelmente como para destacar en la multitud. Ahora que todo el salón la miraba, ya no le parecía gracioso ni encontraba su voz.
El ruido chillón que salió de su boca no podía ser llamado palabras ni tenía sentido alguno.
—Pregunté por tu nombre, no por un avance mágico. ¿Es tan difícil recordar?— Sylpha cruzó sus brazos, su mirada se volvió aún más fría.
