—Dioses, desearía que Solus estuviera aquí. ¡Ella te arrastraría a tu maldito laboratorio y tendría cinco minutos de paz!
—Ehm, hola chicos. ¿Es este un mal momento? —preguntó Solus.
—Muy malo, Solus. —asintió Kamila— ¡Te lo juro por los dioses, Lith, si no te comportas, llamaré a Solus y- Solus!
En el momento en que el cerebro de Kamila registró los eventos actuales a través de la niebla de rabia que los nublaba, se olvidó de la pelea y dio la bienvenida al grupo de regreso.
—Es tan bueno tenerlos de vuelta —suspiró aliviada— ¿Cuánto tiempo van a quedarse esta vez?
—Solo el tiempo para recargarnos y saludar a todos —Solus devolvió el abrazo— ¿Dónde está el resto de la familia?