—¿Cómo te atreves a amenazarme, vaca? Por culpa de gente como tú, mi aldea entera murió de hambre. Mucha gente que conozco no sobrevivió mientras que vosotros, traidores, seguís respirando. El joven mago siguió lanzando relámpagos incluso después de que la Duquesa se desmayara.
El granjero herido agarró una bandeja de metal e intentó golpear al Sanador en la cabeza por detrás, pero el muchacho solo tuvo que cortar el aire con su mano para dañar el buen pie del granjero. El hombre cayó al suelo llorando pero ningún Sanador se acercó.
—¿Tu fractura todavía te duele? ¡Esto es por el dolor! Un rayo de aire helado golpeó al constructor con un brazo herido, sellándolo dentro de un bloque de hielo que detuvo el dolor pero casi mató al hombre por el shock.