Aparte de los niños y Raaz, todos habían cerrado los ojos por un segundo antes de que el alcohol y el cansancio los derribaran.
—Dioses, mi espalda me está matando. —Elina había pasado la noche con la cara sobre la mesa mientras estaba sentada en una de las sillas de madera y ahora estaba pagando el precio.
—¿Por qué no te fuiste a la cama, mamá? —preguntó Tista.
—Esa era mi intención. Lo último que recuerdo es que estaba a punto de despertarte. Debo haberme quedado dormida sin siquiera darme cuenta. —respondió Elina.
—Cinco minutos más. —Solus murmuró, confundiendo esas palabras con el llamado matutino mientras se acurrucaba y se escondía bajo las mantas para protegerse de la luz del sol.
Tista revisó la habitación de Rena, descubriendo que Senton había dormido allí solo mientras su esposa había pasado la noche en la habitación de Tista. Tista suspiró, esperando que una buena noche de sueño y el desayuno disiparan la discusión de la noche anterior.
