Kallion había pasado el último año aceptando y completando las misiones más difíciles que la Asociación de Magos tenía para ofrecer. Utilizó los méritos obtenidos para mejorar su título nobiliario e incrementar la influencia política de la familia Nuragor, sin embargo, al final, todos sus esfuerzos no valieron nada.
Escuchar a la Reina elogiar los actos meritorios de Lith lo hizo ponerse verde de envidia. No estaba cerca de ese tipo de destreza y siempre había trabajado en equipo. Kallion sabía que sin el apoyo de Deirus nunca se habría convertido en un Gran Mago a pesar de ser mayor que el Ranger Verhen.
La misma Reina que trataba a Lith como un hijo frente a la Corte aún no había concedido a Kallion una sola audiencia sin que el Archimago Deirus intercediera por él. Para empeorar las cosas, tanto Lith como Kallion habían recibido su título de Gran Mago en una ceremonia privada.