—Si quieres, puedo proponer una moción para ayudar a Laruel en el Consejo…
—No, gracias de todos modos. —Lith reconoció un fracaso cuando vio uno. La moción estaba destinada a ser un fracaso y él estaría en deuda con Athung por intentarlo. Además, la idea de un país en el que no tendría secretos que ocultar era más que seductora.
Entonces Lith se puso en contacto con Faluel también, pero su respuesta fue igualmente tibia. La caída de la humanidad en Jiera había beneficiado aún más a las bestias que a los Despertados. La plaga solo afectaba a los humanos, así que ahora Jiera pertenecía a la gente planta y a las bestias mágicas.
—No tememos a los no muertos, sin importar su número. —Su interés en el tema era tan mínimo que sólo una de sus cabezas miraba a Lith. La mitad de las cabezas restantes estaban dormidas, mientras que la otra mitad estaba trabajando en tres proyectos diferentes.