—Muy mal. El ejército de Erlik crece día a día y la ciudad es como una zona de guerra. Si no fuera por el hecho de que todos los lugares donde se vive están fuertemente encantados, habría habido innumerables bajas entre los civiles —dijo Marth.—
Sin embargo, Quylla notó que parecía haber ganado peso, su rostro no estaba tan pálido como de costumbre, e incluso las vetas grises que había tenido recientemente en su cabello debido al estrés estaban volviendo a su color natural.
— ¿Ya terminaron tus invitados, cariño? Estoy cansada de esperar.—Ryssa salió del dormitorio, se sentó en el regazo de Marth y pasó sus brazos alrededor de su cuello.
Tenía el cabello rubio trigo lacio, llevaba lo que parecía ser un camisón blanco de algodón ligero, dejando expuestos solo sus delicados hombros y brazos. Su figura era aún más delgada que la de Lyta, pero no menos atractiva.
Marth tragó un bocado de saliva apenado. No era así como quería ser recordado por sus estudiantes y colegas.
