—¿Qué hiciste? —Lith siguió usando Invigoración, sobrecargando su cuerpo con maná. No tenía ninguna razón para creer en tal cambio de opinión.
—Sí, lo siento. Encontrar tantos misterios de golpe me abrumó por un segundo. Cumpliré mi palabra y te dejaré en paz. No sé qué es esa cosa, ni qué eres tú, pero eso no es motivo suficiente para matarte.
Scarlett notó que, aparte de ese fugaz segundo, ambos núcleos de maná habían vuelto a la normalidad. El artefacto débil había vuelto a ser un anillo.
—¿Qué quieres decir cuando dices que no sabes lo que soy? —Ahora Lith estaba más asustado que antes.
—Puede que tengas la apariencia de un niño, pero no lo eres. Estás más cerca de ser una Abominación que un ser humano. Lo contrario ocurre con tu compañero. Esa cosa no es una perversión retorcida de la vida, sino un ser vivo como nunca antes había conocido.
—Mi razonamiento se basó en supuestos falsos. Casi dejé que mi arrogancia guiara mi mano, y por eso, pido disculpas.