Cresia infundió su cuerpo con todos los elementos y se lanzó hacia adelante, con su espada apuntando al cuello de Lith. Una estocada bien colocada haría imposible que respirara, además el tiempo que tardaría Lith en morir desangrado era mucho más largo de lo que Cresia necesitaba para usar Invigoración.
Grande fue su sorpresa cuando la espada corta colgada en la cadera de Lith creció en tamaño hasta convertirse en una espada larga plateada con una empuñadura lo suficientemente larga como para permitir un agarre a dos manos.
—Qué tonto. —Pensó Cresia—. Más pesado no significa más fuerte. Una arma así solo le permite un par de patrones de ataque, lo que lo hace predecible. —Al igual que la mayoría de los Despertados, él favorecía la velocidad sobre la fuerza.