A excepción de Manohar, por supuesto. El Loco Profesor probablemente solo miraría esas revelaciones como un medio para su investigación. Estaba más allá de la moral, si no incluso más allá de la cordura.
—¿Así que me trajiste aquí para mostrarme la vida que salvaste, para no hacerme enojar cuando descubriera por qué vas a dejarme? —Kamila lo apartó, con los ojos llorosos y su voz herida.
—¿Dejarte? —Preguntó Lith.
—Bueno, si vas a morir, no puedes perder el tiempo conmigo. Soy mayor que tú, aún tengo que construir mi carrera y hacerme un nombre. Sé que solo soy…
—No, lo entendiste todo mal. —Lith la calló suavemente, colocando su índice en los labios de Kamila para tener la oportunidad de explicar.—