—Quylla salvó tu vida obligándote a descansar un día más. Si esto hubiera sucedido ayer, tu fuerza vital se habría hecho añicos. Ahora, en cambio, es más fuerte que nunca. —Dijo Solus, observando con Invigoración cómo los límites entre el núcleo de mana de Lith, su cuerpo y su fuerza vital se habían vuelto más delgados.
Los dos tipos diferentes de energía ahora fluían por sus venas junto con su sangre, haciéndolo diferente de los humanos normales.
—Lo sé. —Tartamudeó Lith—. Solus, prométeme que pase lo que pase, me despertarás para cenar.
—Sí, claro. ¿Qué importan los cambios en tu cuerpo en comparación con una noche de sexo ardiente y apasionado con tu novia? Por cierto, me retracto de lo que dije ayer.
—Me quedaré aquí en Lutia mientras te diviertes. No hay razón para que yo…
—Tengo hambre. —La interrumpió antes de desmayarse.