Dos rayos más salieron de los ojos de Jiira mientras era golpeado contra la pared trasera, tomando a Lith por sorpresa. Ambos rayos golpearon el corazón de Lith con suficiente fuerza para hacerlo rebotar en el suelo, llenándolo de grietas, y luego estrellarse contra la puerta de metal.
Jiira había usado puro mana para atacar, dando a los rayos la misma energía que tendría un camión en marcha a cambio de la falta de capacidad de penetración. Los resultados no eran para menospreciar. Jiira había escuchado claramente cómo los huesos del humano se rompían no solo cuando fue golpeado por los rayos, sino también cada vez que Lith golpeaba una superficie dura.
El pequeño charco de sangre que se formaba debajo de la cabeza de Lith era una clara señal de cuán mortal había sido el objetivo del OdI. Jiira pudo sentir la fuerza vital del enemigo desvaneciéndose, por lo que se concentró en el dispositivo de intercambio de cuerpos para asegurarse de que no había sufrido ningún daño.