Como cualquier maestro forjador decente sabía, la mayor debilidad de los Gólems era el hecho de que estaban limitados a las tácticas que su creador logró inculcar en la matriz de su núcleo. No importa cuán talentoso fuera un mago, solo había tantas situaciones que podían cubrir sin sobrecargar la matriz.
Por otro lado, los seres vivos podían aprender, podían ser entrenados y, lo más importante, podían ser esclavizados. El único problema con la Maestría en Forja de seres vivos había sido el envenenamiento de mana que tarde o temprano los mataría.
Aún así, al estudiar la muerte de innumerables especímenes, los Odi descubrieron que cuando un ser vivo estaba al borde de la muerte, su mana desaparecía. No tenían idea de que el fenómeno se debía a la fisura y desvanecimiento del núcleo de mana, ni de que tenía relevancia para su investigación.