El siguiente golpe produjo un estruendo al convertirse el martillo incrustado en la piedra agrietada en un clavo gigante que destrozó la coraza protectora del Gólem y dejó al descubierto su núcleo de poder.
El constructo había logrado moverlo fuera de peligro en el último momento. El núcleo de poder era un cristal de mana morado esférico tan grande como un balón de baloncesto, con toda su superficie cubierta de runas azules de poder.
—¡Maldita sea, lo fallé por un centímetro! —dijo Morok.
Lith había podido ver cómo se movía desde el pecho del Gólem hasta su abdomen gracias a la Visión de Vida, así que ya sabía que el plan de Morok fracasaría. Utilizó magia espiritual para mantener al Gólem alejado del suelo y de los materiales necesarios para reparar el agujero en su pecho.