—Antes de ir a la cafetería, ¿podemos ir a la Biblioteca, por favor? Necesito copiar todo el libro para poder seguir las próximas lecciones correctamente. —Solus preguntó.
—¿Cómo planeas hacer eso? Mi horario de Maestro de la Forja está lleno de teoría, dudo que crucemos a los Alquimistas de nuevo.
—Por eso robé un horario de un niño despistado. Solo necesitamos hacer tiempo para que puedas llevarme de un lado a otro. Ahora que soy lo suficientemente fuerte, sobrevivir dos horas yo solo es pan comido.
En un rincón de su mente, donde Solus no podía leer a menos que lo buscara voluntariamente, Lith agregó:
—Ojalá pudiera decir lo mismo.
En el camino a la biblioteca, compartieron sus recuerdos de las respectivas lecciones, pero Lith omitió todas las partes en las que sufrió de soledad y aislamiento. En su mente, era un signo de debilidad, algo de lo que avergonzarse.