—La parte positiva es que ahora sabemos quién vale la pena proteger y quién es solo un peso muerto. —dijo Solus, haciendo que Lith se preocupara por su estado mental.
Estaba perfectamente bien, solo que cuanto más se acercaba a finalmente obtener su cuerpo humano, más protectora se volvía hacia Lith. Solus todavía valoraba todas las vidas, pero estaba dispuesta a hacer sacrificios para preservar su propia felicidad.
Para ella, un grupo de suicidas no valía el riesgo de una vida de soledad.
Muchos de los profesores tragaron fuerte, pensando que acababan de firmar su propia sentencia de muerte. Gaakhu, en cambio, no estaba preocupada. Berion era solo un hombre que casualmente estaba a cargo.
Había muchos otros en el ejército que compartirían su visión y la ayudarían a proteger su estatus.
—No tiene sentido preocuparse por un fracaso menor. A los burócratas solo les importan los resultados. Si traigo algo valioso, este error será descartado como un incidente insignificante. —pensó.