—¿Cuáles son sus órdenes, Capitán Ernas? —Había algo en la forma en que Morok pronunció la palabra que la hizo sonar como un insulto.
—Vámonos. Necesitamos llegar a las ruinas lo más pronto posible. Guardabosques Eari, usted y dos de mis hombres vayan al frente. Guardabosques Verhen, cubra nuestra retaguardia. Todos los demás, si alguien intenta escapar del grupo, ataquen primero y hagan preguntas después.
Los tres soldados asintieron, haciendo que los Profesores Asistentes tragarán saliva. Ninguno de ellos esperaba que sus guardaespaldas se convirtieran en sus carceleros.
Morok aumentó el ritmo y todos los demás también. Todos caminaban en silencio, estaban demasiado ocupados cuidando sus pasos como para gastar energía charlando.
Lith estaba nuevamente solo con Quylla y preocupado por otro giro inesperado de los acontecimientos. Cuánto más avanzaban, menos criaturas veía en los pasillos hasta que el grupo quedó completamente solo.