—No es asunto mío. Contestó Lith. La recuperación de Phloria fue lenta debido a los extensos daños que había sufrido y, por su cansancio, Quylla no tenía mucha fuerza vital para compartir.
Phloria tenía varios huesos rotos, órganos perforados y sangraba por la cabeza, la boca y las fosas nasales. Estaba mortalmente pálida, gorgoteando más sangre con cada aliento que tomaba.
—Ya arriesgué mi vida para protegerlos de esa cosa a un gran costo personal. No voy a desperdiciar mi mana en un extraño cuando la vida de otro de mis amigos está en juego.
Comenzó a apoyar el hechizo de Quylla, deteniendo la hemorragia interna de Phloria antes de que fuera demasiado tarde. Podría haberla arreglado en un abrir y cerrar de ojos, pero con Quylla monitoreando la condición de Phloria, tenía que fingirser un mago normal, incapaz de recuperar su fuerza total con solo unos pocos respiraciones profundas.