—Puedo creer que mis recuerdos le dieron ventaja, pero saber y hacer son dos cosas diferentes. ¿Dónde encontraste los cristales de maná para hacer esas cosas? Parecen estar hechos con magia verdadera—.
Lith proyectó uno de los cuentos de hadas favoritos de su hermanito para mantener a los niños ocupados.
—Como ya te dije, después de casi morir a manos del Valor y recibir tus recuerdos, entendí lo deficiente que era mi conocimiento mágico. Tan pronto como Selia y yo nos instalamos en nuestra nueva casa, busqué un maestro— Dijo Protector.
—Al igual que los humanos, las bestias tampoco difunden el secreto del Despertar a menos que sea estrictamente necesario para mantener el equilibrio entre las razas. La ley es muy estricta, ni siquiera puedes Despertar a tus propios hijos si no estás dispuesto a arriesgar tu vida por ellos—.
—¿Qué quieres decir?— Lith no tenía idea de las reglas sociales entre los Despertados.