—¿A qué te refieres? —Lith comenzaba a entender el estilo de vida del barón.
—Eres mi igual, pero no porque también seas un barón, sino porque ganaste tu título. He escuchado mucho sobre ti y también mi pueblo. Mataste a un guiverno cuando eras un niño y a un dragón como un hombre. Aquí respetamos la fuerza.
—Era solo un hombre en forma de dragón. —Aclaró Lith.
—¡Fuerte y humilde! Dime, muchacho, ¿cuándo planeas comenzar tu cacería?
—Cuando me muestres el camino. —Lith se encogió de hombros.
—¿Ves? Eso es de lo que estoy hablando. Ven, hay mucho que comer y aún más que discutir antes de que te vayas. El fracaso no es una opción.
Lith siguió al barón al comedor, donde la baronesa y sus hijos estaban desayunando. La señora se levantó para darle una adecuada bienvenida a su invitado, seguida rápidamente por sus hijos.
—Barón Verhen, esta es mi esposa, Mirias y mis hijos, Kotu e Iriel. —La baronesa era una mujer en sus años treinta, con cabello rubio y ojos verdes.