—Gran Mago Lith Verhen y Teniente Primera Kamila Yehval.— El mayordomo anunció con voz mágicamente amplificada.
Tal y como Kamila había temido, todos los ojos estaban en ella. Lith había dejado de ser una novedad después de que el Rey le hubiera otorgado su apellido. Con cada logro que adquiría, las viejas casas nobles lo despreciaban más, mientras que las nuevas líneas de sangre mágicas lo consideraban una figura líder para su causa.
La mitad de la sala lo miraba caminando por la pequeña escalera que llevaba al Salón Principal con admiración, mientras que la otra mitad solo deseaba que cayera y se rompiera el cuello. Ambos tipos de miradas solo duraron un instante antes de pasar a su acompañante.
Muchas damas nobles tenían una sonrisa cruel en sus rostros, sus bocas ya abiertas y listas para difamar a la pobre trepadora social que, en sus mentes, no tenía lugar entre ellas.