—Ella tiene razón, querida. —Dijo Elina—. Ya estamos nerviosos, no nos pongas más tenso aún. Llevaba un vestido de baile de raso de seda color crema que dejaba al descubierto sus hombros y sus brazos, además de tener un escote cuadrado.
Los demás se sumaron a su súplica, obligándolo a callar. Lith también estaba muy nervioso y no podía esperar a que terminara la Gala. Encontrarse nuevamente con Phloria después de tanto tiempo fue un evento agridulce para él, especialmente porque ahora ambos se habían distanciado.
Las cosas con Solus tampoco iban muy bien. Lith se sentía feliz al verla crecer como persona, pero al mismo tiempo, se entristecía al no poder pasar tanto tiempo juntos como antes.
Ahora Solus pasaba su tiempo libre en su propia habitación, recibiendo a sus amigas en lugar de estar junto a él como en el pasado. Tista, Kalla y hasta su hija vampira, Nyka, visitaban a Solus siempre que tenían una oportunidad.