La criada se presentó como Hessie de Namar. Era una mujer regordeta de unos cuarenta y tantos años, con cabello y ojos marrones. Su uniforme de criada la cubría de pies a cabeza.
Consistía en un vestido negro con una falda completa y un delantal de bata blanco.
—Soy el ama de llaves de la Señora Lanza, es mi deber servirla y seguirla—. Hessie tenía una voz aguda, el miedo hacía que sonara casi infantil a pesar de su edad.
—Su Señoría y su padre han discutido varias veces debido a que él ha falsificado las cifras de personas desaparecidas durante meses antes de que la Asociación se encargara del problema—.
—Eso explicaría por qué subestimamos la gravedad de la situación hasta que fue demasiado tarde—, reflexionó Dorian. —Esta información puede ayudarnos a incriminarlo más tarde, pero ahora tenemos otras prioridades. Lo siento mucho—.
Sus ojos eran sinceros y él realmente lo sentía, pero no había nada que pudiera hacer.