Lith aprovechó el momento en que ella caminaba frente a él para examinarla. Kamila llevaba una camisa azul claro sobre una falda negra ajustada hasta la rodilla.
Tenía su largo cabello negro suelto, que junto con su delineador negro y el labial rojo claro resaltaban su piel pálida.
—Por linda Kamila es linda. Aunque le vendría bien un poco más de peso. Sus brazos están tan delgados que o se ha saltado una comida más de lo necesario o no ha levantado nada más pesado que un tenedor en mucho tiempo.
Su mesa estaba ubicada a lo largo de la pared este, justo debajo de una de las lámparas mágicas que iluminaban la habitación. La distribución del restaurante permitía a los clientes tener suficiente espacio para garantizar su privacidad.
—¿Qué te parece Belius? —preguntó Kamila mientras una camarera rubia les entregaba los menús.