Mientras los demás completaban un tiempo de recorrido en obstáculos después de varios intentos, él solo necesitó uno.
Si correr alrededor del campamento con una mochila llena los dejaba exhaustos y empapados en sudor, Lith salía fresco como una margarita. No le importaba el grupo, sabía que después de seis meses se dividirían de acuerdo con sus resultados.
Tenían que levantarse antes del amanecer todos los días, con solo media hora para limpiar los cuarteles, preparar los uniformes para el día y la higiene personal. Lith usaba magia para las tareas y realizaba su parte en menos de cinco minutos, dejándole mucho tiempo para una ducha caliente y un buen afeitado sin cortarse repetidamente.
El tiempo era un lujo, pero él podía permitírselo.
Antes del desayuno, realizaban entrenamiento físico individual dirigido por el Sargento, pero no importaba qué ejercicio eligiera, Lith lo pasaría como un paseo por el parque.