—¡Deja de llamarme 'pequeña'! —A Quylla le molestaba ese apodo, la hacía sentir como una niña.
—Tenemos la misma edad y hasta soy bastante alta para mi edad. —Con sus 1.6 metros, ella era de hecho alta según los estándares de Mogar. Su complexión delgada la hacía parecer aún más alta.
—Eres baja en comparación conmigo. —Lith se encogió de hombros. No esperaba que estas reuniones de Asesinos Anónimos se convirtieran en un hábito para los miembros supervivientes del grupo.
Aun así, después de notar cuánto le ayudó hablar con él a Phloria para aliviar su carga, Lith se convirtió en el padrino de las tres chicas hasta que se sintieron listas para compartir sus demonios entre ellas.
Friya y Phloria se recuperaron rápidamente. Tal vez porque la academia mantenía sus mentes ocupadas, o tal vez porque después de tantas lágrimas y tanto duelo, habían aceptado la verdad que salvar a Jirni y a Yurial era solo un sueño inalcanzable.