—Así que es cierto. —Nalear rió maniáticamente, dando escalofríos a Linjos.
—Un Director es como un dios dentro de su propia academia. Lamento decírtelo, querido Linjos. —Nalear sacó de su bolsillo un cristal mágico tan finamente tallado que parecía un diamante. Cada faceta tenía grabado un rune de poder.
—Eso es una unidad central de poder. ¿De dónde la sacaste? —Linjos estaba horrorizado por las implicaciones que tenía la gema.
—¡No hay dioses en este mundo! —Lo ignoró, rompiendo la gema y provocando que la unidad central de poder se apagara temporalmente, desactivando todas las matrices al mismo tiempo.
Desde el sabotaje del salón de entrenamiento de magia dimensional, Linjos sabía que algo iba mal con la unidad central de poder de la academia. Por eso, incluso cuando había una demanda desesperada de Boletas, no pudo permitirse producir más.