Constelaciones enteras se movían al unísono como si cada segundo fuera una hora, hasta que apareció un sol falso en el horizonte haciendo que la sala volviera a la realidad.
Los espectadores la felicitaron con un aplauso atronador.
—Kyla Dornar, la diosa de la batalla.
Lith ya estaba aburrido cuando sintió que alguien tiraba de su brazo. Se giró y descubrió que era Phloria. Estuvo a punto de susurrar un saludo, pero ella fue más rápida.
—Bésame como si me extrañaras. Aparte de Friya que estaba justo al lado de ellos, todos estaban tan absortos en la actuación que nadie se dio cuenta del intenso y apasionado beso que ella le dio.
Lith tuvo la impresión de que ella le había succionado el aire de los pulmones e incluso probado sus amígdalas.