—Por favor, mátame. No quiero hacerte daño —El Raiju lloraba sin cesar, su hocico retorciéndose por su conflicto interno aunque el cuerno nunca se detuviera.
—¡Y yo tampoco quiero hacerte daño a ti! —Dijo Solus—. ¡Esto no eres tú, Bytra. Lucha contra ello!
En realidad no tenía forma de dañar al Raiju desde esa posición, pero una afirmación tan cínica solo habría comprometido el enfoque de Bytra.
—Quizás tú no puedas, pero yo sí. ¡Nunca más! —Bytra sintió que el Adamante del Caminante del Vacío cedía a su cuerno y luego perforaba la carne de Solus.
El olor a sangre y la vista de la herida provocaban en el Raiju un episodio de Locura de Sangre que la Matriz de lealtad inquebrantable intentaba suprimir mientras que Bytra avivaba sus llamas.
El impacto puso a sus dos núcleos en desacuerdo mientras se rechazaban entre sí, deshaciendo el arduo trabajo de Vastor.
