Phloria, Friya y Quylla regresaron a casa a primera hora de la tarde. Para su sorpresa, la academia había recibido instrucciones de que el trío llevara a Lith con ellas. Al recibir la noticia, Phloria estaba encantada.
Todavía no había recuperado la conciencia y su estado seguía siendo crítico. Necesitaba que lo obligaran a beber pociones regularmente para mantener su vida. Solus había estado utilizando constantemente la Invigoración para estabilizar su núcleo de mana y reparar las innumerables heridas internas que el exceso de esfuerzo en su cuerpo había causado.
—Lo peor ya debería haber pasado. Lith ahora necesita descansar. —Solus realizaría un chequeo completo cada hora.
—Lo que me preocupa es su mente. Aún no sabe sobre la supuesta muerte del Protector, pero puedo sentir que su corazón se marchita. Es como si nunca hubiera dejado de llorar, incluso en su estado inconsciente.—