Kamila siguió mirándolo sin decir palabra hasta que lentamente logró levantarse de nuevo a pesar de sus temblorosas rodillas.
—Lo siento. Su rostro era como su voz, frío e inexpresivo.
Se escuchaba y se movía como un autómata roto mientras tambaleaba hacia la puerta, cerrándola de golpe detrás de ella sin mirar atrás. Las vibraciones viajaron desde el marco de la puerta a través del pavimento, golpeando a Lith con la fuerza de un terremoto.
Ya estaba de rodillas, así que no pudo caerse.
Lo que quedaba de su lado humano, sin embargo, se rompió como el vidrio. Lith sabía que su felicidad había sido construida sobre mentiras. Ahora que la verdad había sido expuesta, sólo quedaba la Abominación y el Vacío que era su vida.
Después de varios minutos, cuando estaba claro que Lith no tenía intención de levantarse y Kamila de regresar, Solus activó su enlace mental nuevamente. Le tardó un segundo descubrir cuánto había compartido con Kamila y comprender la gravedad de la situación.
