Manejar dos tipos de mana al mismo tiempo, en dos pacientes diferentes, fue lo más difícil que Lith había hecho jamás. Tenía que reparar todas las heridas a tiempo, usando magia de la oscuridad contra las heridas que la fuerza vital de Valor causaba, de lo contrario sus compañeros morirían de shock o insuficiencia de órganos.
Al mismo tiempo, no podía aliviar la presión sobre la masa negra, ni siquiera por un segundo. Ya estaba a solo centímetros de distancia de sus núcleos, un resbalón y todo estaría perdido.
El recuerdo del niño muriendo en sus brazos durante la plaga aún estaba grabado en la mente de Lith.
No había forma de reparar un núcleo roto. Lith sólo tenía una oportunidad y debía aprovecharla. Sus reservas de energía se agotaban constantemente en su esfuerzo y se reponían con Invigoration, pero con cada ciclo, su técnica de respiración perdía parte de su eficacia.