Cyntra y los otros ancianos habían sido elegidos por Noche como sus maestros debido a su poder y habilidad, por lo que se consideraban más que dignos acompañantes del grupo del Rey Silenciado.
Sin embargo, su orgullo dio paso a la humildad en el momento en que Kigan se lanzó hacia las líneas enemigas.
El Elemento Maldito hizo que la temperatura en la habitación bajara decenas de grados, pero no era nada comparado con lo que sucedía con todo aquello que entraba en contacto con él. Los cuerpos de los no muertos se congelaron hasta los huesos, sus fluidos corporales aumentaron de volumen y hicieron que su carne y huesos se rompieran por la pura presión.
En menos de un segundo, cualquiera que fuera rozado por el viviente Cero se convertía en un montón de cristales rojos y luego en cenizas.
