Para ahorrar tiempo y echar un buen vistazo a cómo les iba a las personas del lado de Thrud en el conflicto, tomaron un carruaje. Mientras se movían por las manzanas de la ciudad, notaron que la vida en Zehnma no era muy diferente de la que llevaban en su mitad del Reino.
Las calles estaban llenas de gente con expresiones preocupadas en sus rostros y las tiendas de comestibles tenían carteles colgados frente a sus entradas recordándoles a los clientes el racionamiento de alimentos.
La diferencia más sorprendente era que los Olvidados patrullaban sin cesar las calles desde el cielo, respondiendo a llamadas de auxilio, arrestando delincuentes y curando a los necesitados de forma gratuita.
—Vaya. Los Reales podrían aprender una o dos cosas de Thrud. —Tista dijo después de notar cómo los ciudadanos de Zehnma no tenían miedo de dejar sus puertas abiertas y lo limpias que estaban las calles.