—No te atrevas a decir eso. —La ira de Kamila desapareció como la nieve bajo el sol de verano—. Sin ti, Zinya seguiría ciega. Nunca habría conocido a Zogar y para ahora Fallmug la habría golpeado hasta matarla, mientras yo sólo podría lamentar su pérdida.
—Todavía sería una burócrata de bajo nivel, sin vida, sin familia y con muchos arrepentimientos. Has hecho mucho más que ponerme en peligro, Lith Verhen. Me has dado esperanza, propósito y un lugar al que pertenecer.
—No me arrepiento ni un momento de haber venido al Desierto y haberte propuesto matrimonio. Siento lo que dije. —Se sentó frente a él, tomando su rostro con las manos.
—Y yo lamento haber cuestionado primero nuestro matrimonio. Eso fue una acción desagradable. —Lith tomó sus manos entre las suyas, besando sus palmas.
—Se puede decir. —Suspiró Kamila—. Ahora que los dos nos hemos calmado, ¿puedes por favor decirme por qué no confías en mí?
—¿Qué quieres decir? —Preguntó él, desconcertado.