Kamila lo abrazó fuertemente, sintiendo lágrimas caer de sus ojos. Hasta ese momento, había evitado pensar en las cosas que había perdido y los sueños que había destrozado al convertirse en desertora.
Nunca había hablado de ellos con Lith porque, después de todo lo que había sucedido a raíz de que Meln expusiera su identidad, no quería aumentar aún más su carga.
Quería que su matrimonio fuera la fuente de su felicidad y el refugio donde pudiera relajarse en la tormenta del exilio. Sin embargo, no solo los Verhens lloraban la pérdida de su antigua vida, sino ella también.
—¿Cómo sabías que era tan importante para mí si ni siquiera yo lo sabía? —Kamila no quería arruinar ese momento, pero no podía evitar llorar de alegría.
—Porque te amo, Kamila Verhen, con todo mi corazón. —Lith citó las mismas palabras que ella le había dicho en Yrma el tercer día de su luna de miel.